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Las rodilleras son soportes externos que se utilizan tras cirugías de rodilla aunque también pueden emplearse en fase aguda tras traumatismos, en esguinces , tendinitis o desgaste de cartílago de la rodilla (artrosis) .
Su función es estabilizar la articulación con la finalidad de poder caminar sin dolor e incluso realizar ciertas actividades deportivas . Hay que distinguir dos tipos de rodilleras entre las rodilleras ortopédicas que son mucho más rígidas y que frenan los movimientos extremos de la rodilla. Este tipo puede reforzarse con una o varias tiras e incluir o no una abertura frontal.
Las rodilleras deportivas suelen ser de tejido más flexibles con pocas o ninguna cintas de sujección y pueden utilizarse si realizamos actividades que implican un riesgo lesional alto, aunque lo aconsejable sería realizar un plan de acondicionamiento muscular por un profesional del deporte.
En competición y ante esfuerzos explosivos y cargas altas, teniendo en cuenta los antecedentes lesionales del paciente se puede recomendar su uso excepcional limitado a los momentos donde la rodilla deba soportar mayor carga sobre la misma.
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